Un pasaporte y cuatro gotas

Hoy me quejo,
me quejo de haber tenido que estar 3 horas y media de una mañana para sacar un pasaporte que cuesta un trámite de 10 minutos, ni uno más, ni uno menos.
Me quejo de su precio, 16,95€... un impuesto revolucionario como tantos otros.
Me quejo de la falta de previsión y formalidad con que se gestiona la burocracia, la administración pública, nacional o local. No puede ser que los números de turno para tramitar un pasaporte los de un policía con la mano. ¡y los mismos tiquets que se dan en una carnicería!
Me quejo de tener que entrar en la ciudad con el automóvil tras una intensa lluvia y que no funcione ni un solo semáforo, de que la policía esté toda en el centro porque a la alcaldesa, en uno de sus delirios le ha dado por cambiar absolutamente toda la configuración de la ciudad ¡que la queme como hizo Nerón! y así nos ahorramos años de incomodidades y de impuestos.
Me quejo de llegar a casa y ver que otra vez se haido la luz, que el despertador parpadea indicando que no está en hora.
Me quejo de vivir en el primer mundo y que todavía no se ponga solución a lo más simple y a lo que siempre pasará.