14.8.10

T.S. Elliot

En este podrido agujero entre montañas
a la luz de la luna, canta la hierba
sobre las lápidas caídas, en torno a la capilla.
La capilla está vacía, hogar sólo del viento.
No tiene ventanas, y la puerta oscila,
los huesos secos a nadie engañan.
Sólo un gallo se yergue en el tejado,
Quiquiriquí, quiquiriquí,
al resplandor de un rayo. Después una ráfaga húmeda,
henchida de lluvia.

El Ganga corría bajo, y las hojas lacias
aguardaban la lluvia, mientras los nubarrones
se agolpaban a lo lejos, sobre el Himavant.
La jungla acechaba, agazapada y silenciosa.
Entonces habló el trueno.

Tierra baldía
T.S. Elliot