26.4.08

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Paseando por la web he encontrado esto que me ha parecido muy bueno.



Mensaje electrónico extraido de un menor:

"Señor, esta noche te pido algo especial: que me conviertas en televisor. Quiero ocupar su lugar, para poder vivir lo que él vive en mi casa. Tener un lugar especial para mi y reunir a todos los miembros de la familia a mi alrededor.
Ser el centro de atención al que todos quieren escuchar, sin ser interrumpido ni cuestionado.
Que me tengan en cuenta cuando hablo y crean todo lo que digo. Sentir un cuidado esmerado e inmediato cuando algo en mí no vaya bien. Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa aunque venga cansado del trabajo.
Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida en lugar de ignorarme.
Que mis hermanos se peleen para estar conmigo y divertirlos a todos aunque a veces no les diga nada. Vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar algunos momentos a mi lado. Señor, no te pido mucho. Todo esto es lo que recibe un simple televisor, pero no yo".

25.4.08

Ambiguo


De mis más de 10 años en el mundo de la moda y de haber crecido en un ambiente de dedicación a la misma me quedan ciertas aficiones, algunas de ellas compulsivas, como por ejemplo no comprarme una prenda que cueste más de 15€, cosa que suelo conseguir en las rebajas, salvo que se trate de unos zapatos, en los que no miro precio porque los pies siempre me han de acompañar así como los dientes y hay que cuidarlos, o un abrigo que por ser una prenda más elaborada se entiende que el coste ha de ser mayor. No sigo las tendencias ya que sé de sobra que es otra manera más de mantener el mercado activo y poder exprimir a los posibles clientes, además se alejan mucho de lo que entindo por ecologismo, es decir su contrario es consumir por consumir y esto es igual a moda. Por otro lado tiene un componente creativo que resluta de lo más atractivo si trabajas en ellos, así como de experimentación.
Todas las mañanas que puedo y desde hace tiempo le echo un ojo al blog The Sartorialist y voy comprobando qué es la globalización de muchas maneras, como una chica de color en un barrio neoyorquino puede utilizar un "palestino" de bufanda como los que venden los "hippies" de la plaza de la mercé aquí, por poner un ejemplo, o como puedes combinar colores, prendas... es una fuente de inspiración y una ventana al mundo.

23.4.08

Les Ballets Trockadero de Monte Carlo




El viernes por la noche fui al teatro a ver danza. En el Teatro Principal actuaban Les Ballets Trockadero de Monte Carlo. Los bailarines estaban estuvieron geniales, todos. El espectáculo estaba plagado de gags humorísticos. Repetiría, pero ya se han ido. Todo hombres, con unas piernas y unos gemelos que desde la última fila se podía ver roca dura,iban vestidos con delicados tutús y zapatillas de punta. El contraste no era grotesco ni tosco como en ocasiones ocurre con las drags, antes al contrario, sabían moverse con delicadeza pero no ocultaban su condición masculina, la verdad es que aún sabiendo en qué consistía el espectáculo me sorprendieó por lo original y divertido. El público se puso en pie al final de la representación y es que no era para menos. No ha de resultar nada fácil pasarse 2 horas sobre unas puntas de madera, saltando, girando, irriba y abajo con pelucas y maquillaje, la prueba está en lo musculados es estaban todos. Particularmente divertido resulto "Go for Barocco", movido y caótico.

17.4.08

El Mito caido.


Me ha caído un mito. Hoy he madrugado para acercarme al mercado central, quería comprar bueno, bonito y barato y pensaba que no habría nadie un jueves por la mañana. Mi sorpresa ha sido que efectivamente no había nadie, la mitad de "mis paradas" estaban cerradas todavía y la otra mitad no habían acabado de montarlas, eso sí, he podido elegir, ahora barato ¡no! pero bueno, todo el mundo sabe que hasta la ensalada empieza a ser plato de gourmet. De hecho ayer compre un brik de zumo de naranja fresco porque me he dado cuenta que al precio que están las naranjas ¡aquí en Valencia! el zumito se convierte en una delicatessen. El Mercado, ese reducto bullicioso que imaginaba, esa ancla para con nuestras tradiciones de famosa horticultura, era un sitio demasiado tranquilo esta mañana.

16.4.08

Mark Twain. El éxito de la semana.


Devoro estos días "El pretendiente americano" de Mark Twain, y me pregunto a mí misma: "¿Dónde he estado que me faltan tantos escritores por leer?" y es que tampoco conocía a Twain más allá de las lecturas en inglés que nos pedían en el colegio y claro, eran textos adaptados a mentes infantiles, imposible apreciar matices e ironías de estos "diseccionadores sociales" de su época. Me gusta mucho, no tanto como Dickens, pero mucho. Y es que al final los clásicos raramente decepcionan, como ya he escrito repetidamente, y además tiene la ventaja añadida que en librerías resultan más que asequibles, casi los puedes comprar como si estuvieras en la carnicería: "Oiga, ¿a cuánto tiene el kilito de H.James?¿no me diga? pues me pone cuartoy mitad de ese y medio kilo de J. Conrad, que también lo digiero muy bien". Por otro lado, en nuestras lecturas mensuales, que por tener todos agendas de ministros se alargan a bimensuales, insistimos en la lectura/narrativa contemporánea porque siempre hay alguien a quien le han recomendado... y se convierte en estrepitoso fracaso. De hecho empezamos a traducirlas en jornadas gastronómicas y dejamos los comentarios de los libros para un par de minutos. O nosotros no sabemos ser incisivos o no sabemos hacer nuestras elecciones.

7.4.08

Thomas Mann, Francisco Ayala y la fe de llegar algún día


Que la vida es una tómbola se evidencia en signos muy particulares, ya lo escribió Umberto Eco en "El péndulo de Foucault". Así, hace un tiempo que aparqué las ciencias sociales, no por falta de gana ¡no!, pero por tener que ocuparme de otros abatares menos gustosos pero que igualmente se llevan con alegría... Todo empieza en la librería de lance París-Valencia, compro más libros de los que llego a leer pero tratándose de una ganga aprovecho que ya llegará el momento, encuentro uno de Thomas Mann, escritor para mí desconocido y que me apetecía mucho probar. Y ahí ha estado, en la estantería hasta hace apenas una semana que empecé a leerlo. Las tres primeras páginas corresponden al prólogo escrito por Francisco Ayala, otro señor al que nunca he leído y con el que me tropiezo con cierta regularidad en el periódico "El País" que parece que tengan una suscripción a sus reportages (los de F. Ayala). En concreto recuerdo de él que ha cumplido 102 años y que cena un yogurt con miel. Retomo el hilo, así que el prólogo está escrito por el susodicho, suelo saltármelos ya que desvelan de la trama más de lo que a mí me gusta y además condicionan mucho la lectura, pero como en este caso me llama la atención este señor centenario cenador de yogures lo leo. ¡Qúe sorpresa! Resulta que este hombre es preciso en las palabras, escribe frases de las que da gusto ¡oiga! y está lleno de contenido, sigo investigando a ver si leo algún libro de Ayala, ¡qué sorpresa oiga! resulta que ha sido en todos los años de vida que lleva profesor de Sociología aquí y allá por el ancho mundo y además tiene un par de libros editados al respecto ¡carambola de la vida! con lo mucho que echo de menos las lecturas de los clásicos... Mientras tanto "La muerte en Venecia" es otra sorpresa más, un libro corto, inquietante, revelador, ha nacido un gran escritor en mi universo narrativo.